“No me van a callar” es una frase que en los últimos 9 meses repitieron dos mujeres muy importantes en la política argentina. Una lo hizo esta semana durante las más de 30 horas que duró el debate en la cámara de diputados y en donde fue aprobada la Ley Bases. La otra fue en septiembre de 2023, frente a la militancia kirchnerista y después de una charla en la UMET en la que analizó la economía y se refirió a las causas judiciales que enfrenta.

La llamada de atención sobre la frase que une dos discursos tan disímiles como el de Myiriam Bregman y Cristina Fernández de Kirchner subraya lo difícil que sería escuchar a un varón de la política argentina decir “no me van a callar”, es un riesgo que casi no existe porque la palabra y el espacio están disponibles casi siempre.

La ex candidata a presidenta por el Frente de Izquierda se tuvo que abrir espacio en la Cámara de Diputados y lo hizo a puro codazo y sin callarse. Más aún cuando enfrente tenía al incipiente alfil liberal, Martín Menem, que junto a Manuel Adorni conforman el dúo de varones que capturan dos escenarios claves para el despliegue de su gracia. Uno acude a la rutina de humor berreta y sobrada en los medios y el otro al autoritarismo que supone le habilita la presidencia de la cámara baja. Uno escribe tuits y cierra la discusión con un “fin”; el otro, apaga el micrófono.

Esta semana, Bregman se cruzó con los dos en un contexto en donde la Ley de Bases avanza luego de los acuerdos del oficialismo con el Pro, la Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica y Hacemos Coalición Federal: "Lindo regalito le están haciendo a los trabajadores, le están dejando el presente para el 1° de mayo, la verdad escandaloso”, decía Myriam Bregman desde su banca. Antes, el presidente de la cámara le había cedido la palabra no sin meter chicana: “Esa es la forma civilizada diputada, se le cedió la palabra, hable”. Bregman respondió sin titubear: “Es raro que viniendo de un presidente con las expresiones que tiene, me hable de civilización, si quiere lo discutimos en otro momento porque usted dice las barbaridades más grandes que escuché”.

Las intervenciones de Bregman en el debate tenían una doble función: por un lado manifestar los argumentos en contra de la Ley Bases y por el otro no dejar pasar los intentos de los varones por acallarla. “Es exactamente al revés de lo que dice el diputado Pichetto, están volviendo a las normas de la dictadura; esto lo propuso Videla" manifestó la dirigente que fue interrumpida por Martín Menem: "Le recuerdo no es para hacer revisionismo histórico".

La diputada puso el acento en el paquete laboral de la nueva versión de Ley Bases que incluye la extensión del período de prueba, el fondo de cese laboral optativo a determinar en los convenios colectivos de trabajo como alternativa a las indemnizaciones (de hasta 8 por ciento de las remuneraciones) y la derogación de multas por no registración laboral.

Quien se sumó a los cruces que tuvieron Bregman y Menem durante la sesión fue el vocero presidencial que a través de su cuenta X publicó: “La izquierda habla de los derechos laborales adquiridos después de “años de lucha”: 45 por ciento de informalidad laboral, sueldos miserables y más de una década sin la creación de empleo genuino. Fin”. La respuesta de la diputada de izquierda no se hizo esperar y apuntó a un tema controversial: “Cobra cuatro o cinco millones por hacerse el payaso” tuiteó, refiriéndose a la suba de salario con el que fue beneficiado Adorni hace algunas semanas, en medio de un feroz ajuste y luego de haberse jactado de la espectacularidad de la publicidad de una conocida marca de electrodomésticos regalaba motosierras con la compra de licuadoras. Una clara burla a quienes padecen el ajuste propiciado por el gobierno.

El vocero presidencial siguió con la contienda y le dijo a través de la misma red social: "Sos muy divertida Myriam. Incluso sos querible. Hoy la verdad que (dentro de tus claras y evidentes limitaciones) te luciste. Besos", señaló en alusión a los cruces que mantuvo con el titular de la Cámara de Diputados.

Lo más parecido a llamarse oposición

Myriam Bregman no es selectiva a la hora de incomodar: ¿Por qué molestó tanto en la maratónica sesión de esta semana? ¿Por qué Martín Menem dijo en una entrevista pos sesión que en la cámara eran cinco y parecían 100 refiriéndose a la izquierda? ¿Qué es lo que hace esta rubia que lejos de agarrarse a los modales muestra rebeldía y sobre todo no se achica y mucho menos se calla?

Pero los varones oficialistas no fueron los únicos que tuvieron que vérselas con la lengua picante de la rubia. En vísperas de la enorme movilización convocada por la CGT por el 1° y con el horizonte puesto en el paro del 9 de mayo, declaró: “Ayer un diputado de extracción sindical dijo claramente que esta reforma laboral había sido acordada con la cúpula de la CGT. Yo todavía no vi una desmentida. Todo el capítulo -que era muy malo- pero que atacaba a la organización sindical desapareció. Y quedó el que ataca a los derechos individuales”, dijo Bregman horas antes de que comenzara el debate refiriéndose a la derogación de la moratoria previsional, el impuesto a las ganancias y la privatización de las empresas públicas.

Frente a la pregunta ¿a quién beneficia la reforma laboral? Bregman siguió con su despliegue verbal y esta vez fue hacia las arenas del ministro de Economía Luis “Toto” Caputo quien había participado de un encuentro organizado por la Fundación Mediterránea en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires: “Caputo dijo en una reunión de empresarios `esta reforma los beneficia a ustedes`. Es decir, fue contundente”, sentenció la diputada.

Frente a un escenario de negociaciones y de debate de una Ley que sigue los senderos de la crueldad diseñados por el gobierno y que lejos de sostener la vida de una mayoría favorece la riqueza de una minoría, Myriam Bregman fue de lo más combativo en el Congreso. Se intentará disciplinarla por mujer, aparecerán los falsos argumentos de “que la votó un “2 por ciento” y siempre se insistirá en bajarle el precio. Pero de callarla, aún se está muy lejos.